A raíz de nuestra asesorías financieras a medianos y pequeños empresarios el trajín diario nos exige “ponernos en la piel” del emprendedor para entender no sólo sus necesidades, sino también, sus pensamientos, inquietudes, temores, análisis, frustraciones, etc.
Cuando acudimos a las instituciones financieras para solicitar el más elemental “crédito de capital de trabajo” nos encontramos con variados formatos que deben llenarse en “frío” sin que el sectorista muestre interés en “entender” realmente “nuestro negocio” o nuestro “expertise” en la materia.
Así por ejemplo, ¿qué importancia podría tener el patrimonio personal del emprendedor si lo que importa realmente es la rentabilidad del negocio y esta se infiere de acreditar la certeza de que ello es posible? ¿Qué trascendencia puede tener consultar las proyecciones del mercado si los empresarios sabemos que estas nunca se cumplen pues justamente la economía y los negocios son tan volubles ya que siempre están expuestos a situaciones exógenas y endógenas? Porque somos más “papistas que el Papa” ¡!!.
El cuestionario invasivo confunde y ahuyenta al emprendedor y pareciera, que justamente no se quiere otorgarle crédito, desvirtuando la naturaleza misma de la intermediación financiera que corresponde a la banca.
He allí, entre otros, la semilla del “nuevo financiamiento” que cada día toma más fuerza en el primer mundo y que ya aterrizaron a nuestros países (crowfunding, inversionistas angeles, venture capital, etc).
¿Cómo entender que COMPARTIMOS la misma mesa (NEGOCIO)?
Porque en vez de la información cliché que se solicita, no se pone énfasis en conocer al equipo (personas) involucrado en el negocio, la oportunidad de mercado que se busca aprovechar, las operaciones o proyectos anteriores validados, confirmar la aceptación del producto/servicio en el mercado objetivo y la generación de ingresos con análisis de la rentabilidad que ocasiona.
Si realmente deseamos colocar un buen crédito y asegurar el retorno del capital, debería involucrarse más en comprender la razonabilidad del negocio. A eso le llamo yo, interiorizar que “compartimos la misma mesa”, inversionista (banca) y empresario (emprendedor) sentados lado a lado, dispuestos a disfrutar y generar un agradable momento y espacio de interrelación comercial, para luego, cuando se haya consumado el buffet (negocio), decantar y gozar la sobremesa (conclusión y término exitoso del negocio con beneficios recíprocos).
¿Qué trascendencia tiene el Análisis de Crédito tradicional?
Es sólo referencial. La información que en él se analice, no deja de ser fría y enfocada en las cifras expuestas en los estados financieros o declaraciones de impuestos. Consideramos, que existe espacio y la realidad nos exige hoy realizar el Análisis de Crédito con afán más proactivo que permita internalizar el know how del negocio para determinar su éxito.
Ojalá los funcionarios que evalúan los financiamientos en estos tiempos se den cuenta de ello.